20/2/05

415 (20/2/2005) Cueva 415 (Matienzo)

El domingo 20/2/2005 esta diluviando y la temperatura es, como mucho, de 5º. Tenemos un frente cabrón que descarga agua y lluvia, que posiblemente se convierta en nieve,  y que lleva varios días amenizándonos la existencia. He quedado en Solares a las nueve y media con Moisés y Luis para ir a La Codisera. La Codisera le hace ilusión a Luis. Sobre todo el oso de La Codisera. Lo que no sabe Luis es que del oso quedaba, hace más de seis años, tan solo polvo blanco y cristalino. Ahora solo quedará el recuerdo del polvo. A pesar del diluvio ninguno llama para desquedar así que a la hora acordada nos vemos en Solares. Pero Luis no ha venido. Tiene el dedo gordo, del pie derecho o del pie izquierdo, hinchado. Por lo visto el dedo gordo se le ha hinchado varias veces. Una pena. Como la Codisera es cosa para ir con Luis, repasamos algunas posibilidades de cuevas con aproximación corta: Hoyuca, Riocueva, Torcas del Picón, 415, Torcón de la Calleja Rebollo...Moisés veta, como siempre, el Torcón de la Calleja Rebollo. Parece ser que odia esta cueva. No puede ver su encanto. El encanto de una cueva comienza por su nombre y el Torcón tiene un nombre vacilón pero eso no convence a Moisés. De todas maneras al Torcón se tarda lo suficiente para acabar navegando en los calzoncillos si persiste el diluvio. Optamos por la que tiene el nombre numérico. Los paisanos tienen tantas cuevas en Matienzo que no dan abasto a poner nombres y los ingleses, muy respetuosos ellos, ponen números en vez de nombres. Ya tienen censadas, en Matienzo, unas 2200 cuevas y agujeros de momento. La elegida para hoy es la 415.
A la 415 fuí hace unos años guiado por Chuchi. Creía recordar su localización como muy fácil. De hecho lo es. Pero la memoria es selectiva y he estado en muchas cuevas después. Cuando llegamos a Matienzo no está lloviendo, aunque ya venimos medio preparados de casa con el mono interior puesto por eso del frío y de la lluvia. Salimos  del coche hacia el sur por una pista y recuerdo que se debe bajar por un prado hasta un pequeño afloramiento rocoso en cuya base está la cueva. Pero no veo claro cual es el prado. Lo recuerdo a unos minutos del coche. Entonces llegamos a una cabaña en la que hay dos paisanos y un pastor alemán que nos gruñe. Como no se pa donde tirar les pregunto si saben de una cueva en las inmediaciones que se visite a menudo y, además, les doy algunos datos entresacados de mi memoria. Entonces me agobian con una avalancha de referencias de cuevas en el entorno. Me mareo con tanta cueva. Optamos por una indicación hacia unos burros que se ven enfrente en una ladera pero no me cuadra del todo. Al cabo de un rato volvemos sobre nuestros pasos y descendemos por el prado justo bajo la cabaña hacia unos afloramientos y resaltes. Es una de las referencias del paisano. Y aquí esta la cueva. Un aguacero feroz nos da el tiempo justo para prepararnos y colarnos por el buzón que forma la entrada antes de que se abra el cielo. 

En cuanto entro voy reconociendo la cueva. Unas rampas incómodas dan camino a una sala a la que se accede por un destrepe. Atravesando la sala por una sucesión de bloques montañosos se accede a la base de una corta vertical equipada con una cuerda (la instalación es muy deficiente) que nos conduce a una serie de laminadores, gateras y pasamanos. Todo esto desemboca por un buzón inclinado en otra amplia sala. Desde aquí accedemos fácilmente a un serie de galerías y modestas salitas cuajadas de excéntricas. El conjunto total de paneles abarrotados de excéntricas es notable. Nos dedicamos con entusiasmo a visitar todo sin perdernos ni un rincón. Hay algunas excéntricas, anudadas sobre si mismas o anudadas entre sí, poco comunes entre las que conozco. Ya le gusta la cueva a Moisés aunque al principio gruñó un poco al pensar que le había engañado trayéndole a una cueva de gateras y estrecheces. Y es que Moisés siempre cree que le quiero llevar a algún sitio tipo Gaterópolis ó Vietnamita ó Chocolate Slice en el Torcón de la Calleja Rebollo. Y, aunque no sea así, siempre sospecha de mi. Y el mismo me reconoce que el rendimiento bellezas/arrastradas de esta cueva es alto.

De vuelta en la sala proseguimos por una gatera algo cutre que nos lleva, pasando por zonas de excéntricas, a una serie de rampas. Estas rampas nos conducen al nivel del techo de una Gran Sala con un caída de agua a la izquierda que atravesamos diagonalmente. Entramos en otra sala por un destrepe y luego a mano derecha en otra más grande. Al fondo de esta última sala nos movemos bajo unos bloques para acceder a la cabecera de un pequeño pozo que no bajamos. Luego, ascendiendo por una rampa embarrada y trepando entre unos bloques con habilidad, visitamos una amplia sala circular ciega. En el camino de vuelta a la Gran Sala nos desviamos a la derecha por una bella galería tipo Asón que vamos recorriendo con detalle hasta que observamos una flecha que indica una pequeña galería lateral a la izquierda. Nos dejamos todo y nos metemos hasta que una gatera en zag nos conduce a la cabecera de un pozo. Moisés espera y yo vuelvo a por la cuerda y el material incluido mi arnés. La instalación de la cabecera resulta incómoda y mientras Moisés la realiza yo tengo casi todo el cuerpo en la gatera y la cabeza sobre el pozo. Al llegar al primer fraccionamiento Moisés encuentra un parabolt que se parte al tratar de desenroscar la tuerca. Como no hay posibilidades de sustituirlo por otra cosa optamos por salir tranquilamente. Le damos al palique, hablando de la organización del cursillo y en especial de las cuevas más recomendables para iniciar a los cursillistas. Ambos coincidimos en que la Torca del Mostajo da más juego y tiene verticales más interesantes que la travesía Solviejo-Rayo de Sol. En esta última hay un pozo con una cabecera extremadamente estrecha que para alguien con experiencia puede estar bien pero para los que se enfrentan por primera vez a pozos no es divertido. Entre otras cosas no se les puede surpervisar y ayudar por falta de espacio mientras que el Mostajo permite, si hace falta, montar una cuerda paralela. Además el pozo de entrada a Solviejo no es nada elegante. Y encima hay que revisar todo de antemano para saber el estado de los anclajes.

  
          Con toda esta charla nos plantamos en la salida de la cueva con un amable aguacero esperándonos para limpiarnos todo el equipo. Al mirarnos el uno al otro, ya al lado del coche, nos damos cuenta de que la cantidad de mierda que llevamos encima es demasiada para que un simple aguacero cantábrico pueda limpiárnosla. Mientras intentamos cambiarnos el frío nos atiza con dureza así que me meto en el coche con el mono interior de espeleo. Pongo música y me relajo pensando en una bañera de agua caliente y una cena genial. Ahora es cuando empezamos a disfrutar la espeleo. Mientras tanto ya hemos agotado el tema del cursillo y ahora hablamos de las taladradoras y de lo bien que está quedando la Hilti pesando la mitad, ocupando la mitad y preparada para baterías exteriores. Seguro que le vamos a sacar un buen rendimiento y que todo el grupo se va a entusiasmar con las exploraciones de este año...¿a que sí? ¿o me equivoco quizás...? No estoy seguro.
 

5/2/05

576 (5/2/2005) Torca de Papa Noel

El sábado 5/2/2005 Moises , M.A. Manrique  y yo. Esos tres somos los que nos vimos ayer por la tarde en la reunión del club junto a otros muchos que hablaron de organización del cursillo. El cursillo motiva a la gente de este club y de otros clubs. Es un cursillo para iniciar a la práctica de la espeleo. La práctica de la espeleo no motiva tanto. Pero si la iniciación a la práctica de la espeleo para otros. La paradoja es que aquello que apenas motiva ya, a nivel personal, si llega a motivar para que otros lo conozcan y lo practiquen. Llevar a personas que no conocen una cueva que tu has visto muchas veces te permite volver a vivir a través de los ojos de los demás el asombro del descubrimiento. La pena es que no nos asombremos perpetuamente del misterio que nos rodea. En un libro, que algunos quizás conozcáis, el brujo yaqui D.Juan le dice a su aprendiz Castaneda, antropólogo cabeza cuadrada, “el mundo es un misterio” y “lo más mágico es como conseguimos verlo como algo familiar todos los días”. Lo que nos pasa en las cuevas, también nos pasa en el día a día a casi todo el mundo. Sin embargo el cursillo nos ilusiona. Nueva gente nueva vida. Pues bien, en ese ambiente me sorprende M.A. Manrique Ordax diciéndome que se viene de espeleo mañana. Manrique hace tiempo que no va de espeleo. Lo último que hizo, aún era verano, fue Valporquero-Sil de las Perlas. Pero está verdaderamente animado y quedamos el sábado con Moisés en la estación de Solares a las nueve y media. Hasta que no veo a Manrique en Solares no acabo de creer que va a venir. Otras veces le han ocurrido mil desgracias e imprevistos que le han impedido aparecer después de haber quedado. O nos ha obligado a esperarle largamente. Pero esta vez no hay duda: Manrique está aquí cinco minutos después de la hora oficial. Cojonudo.
Moisés nos ha convencido con facilidad para ir a la Torca de Papá Noel en Matienzo. Es un torca que pertenece al Sistema de la Vega Sur. Parece ser que conecta por galerías con Azpilicueta. Me hace ilusión esa torca; la zona siempre me ha atraído por lo misteriosa. Ninguno sabe donde está la torca pero tenemos la topo, las coordenadas de la entrada y una descripción traducida por Google del inglés al castellano que nos sorprende por su esperpéntica creatividad. No tiene desperdicio:
La entrada está en una depresión muy pequeña que contenga un apretón excavado debajo de las rocas que cubren la tapa de la primera echada.  El cuidado se debe tomar como la tapa del eje es flojo y se encuentra inmediatamente después de culebrear debajo de las losas de la entrada.  La echada de los 20m inicialmente más allá de dos repisas y entonces aterriza en inclinarse, piso derramado escombro que contiene varios esqueletos animales.  (hay un hilo de rosca para aparejar al lado de la entrada y de un perno enfrente de, con un segundo en el superficie inferior de la roca más grande que cubre el eje, con un perno rebelay cerca de los 6m abajo).  Está descendiendo la echada de la entrada, se considera un nivel superior obvio que puede ser alcanzado subiendo cualquier extremo de la cuesta que el eje de la entrada aterriza adentro - abajo de la cuesta el más fácil.  El The "compartimiento superior" en el pie de la echada de la entrada contiene mucha calcita sin manera evidente encendido.  En abajo el extremo de la cuesta, la segunda echada desciende abajo a través de un canal pequeño cortado en una grieta hading que sea torpe en lugares y sea difícil de aparejar limpio.  Sobre, la evidencia de una subdivisión más grande de los pasos se considera pero todavía no se ha subido en.  El cuidado se debe tomar en el extremo de la grieta después de que los cerca de 40m como el agua desaparezca abajo de una gota grande.  La manera encendido es arrastrarse alrededor a la izquierda y descender cuidadosamente una cuesta deslizadiza para parte manera encima de una rampa los 30m larga de la calcita - el cuidado debe tomarse de nuevo y abajo y se recomienda una cuerda.  En la tapa de la rampa hay una echada quebrada de el cerca de 15m que es la manera encendido a los niveles más bajos.  Una subida floja encima de la pared izquierda sobre la echada gana el compartimiento increíble los 20m ancho. (por lo visto Moisés prefiere esta traducción que el original en inglés)
Moisés tiene un GPS chachi regalo navideño de su novia. Su novia es un encanto que acepta un novio que desaparece bajo tierra a menudo. Una chica modelo como deberían ser todas. Un portento. Pero volvamos al monotema principal. Mientras yo conduzco, Moisés, ayudado por Manrique, trata de introducir las coordenadas en el aparatito: VN5089(5)9502(7) Altitude 445m. Pero el aparatito le da error como quien no sabe de que va la cosa. Y es que los inglesitos tienen que hacerlo todo todito al revés que los demás. Marcar la diferencia. Si los demás pesamos en kilos y gramos ellos lo hacen en libras y onzas; si los demás medimos en metros, kilómetros y centímetros ellos en yardas, pies y millas; si casi todo el mundo conduce por la derecha, ellos por la izquierda; y si , en general, todo el mundo utiliza las coordenadas UTM ellos proponen las VBN u otras siglas parecidas. Tras una pelea de media hora el GPS reconoce por fin la posición y hace una estimación razonable de la distancia y de la orientación. Nos ponemos muy contentos.
Llegamos a Seldesouto y nos preparamos en la congelada mañana invernal. Manrique tiene problemas con la apertura de su carburero. Ya le ha pasado unas cuantas veces. Seguramente se trata de su fosilización por falta de uso. Sin embargo nos sorprende con una técnica para abrir carbureros encastrados muy original y práctica. Se moja un calcetín y se rodea al carburero con el calcetín mojado. Se consigue con ello una adherencia mejorada que permite aprovechar mejor la fuerza del torque. Y funciona. Enseguida, con la subida, nos calentamos. Pasamos cerca de Azpilicueta y el GPS indica unos 800 metros al Este. Al cabo de un rato llegamos a un depresión en la que hay un agujero que sopla y que coincide, más o menos, con la descripción (¿?). Nos extraña no ver marcas de paso en la gatera de la entrada. Moisés entra a echar un vistazo y al poco sale diciendo que no cabe y que le parece imposible, o casi, pasar por ahí. Como el GPS puede tener error nos dedicamos a inspeccionar en un radio de 100 metros todos los agujeros posibles. Pero no encontramos nada. Desesperado decido entrar de nuevo a ver el agujero. Moisés tiene toda la razón: por allí no hay quien quepa. O bien esta no es la torca de Papá Noel o bien los ingleses tienen una lombriz amaestrada. Nos quedamos chafados pensando en qué es lo que puede andar mal. De pronto Moisés se da cuenta de que ha introducido un dígito erróneo en las coordenadas!!. Al reintroducirlo correctamente el GPS nos indica 200 metros hacia el sudoeste. Recogemos y en un momento llegamos a un pequeña depresión: allí está por fin la torca de Papá Noel.
Han puesto unas tablas para tapar el agujero y sobre estas unas piedras. En cuanto quitamos toda esta morralla aparece una vertical, mitad de tierra mitad de roca, que conduce a una estrechez bajo una losa. Allí está la primera fijación, un spit en el techo. Instalo la cabecera en dicho spit reasegurando en una oreja de roca y desciendo a una amplia repisa para enseguida caer directo hacia el pozo. Encuentro un spit y un parabolt, demasiado cerca uno del otro (5 centímetros), y me pongo a instalar. El spit no permite roscar más de la mitad pues está lleno de tierrecilla cristalizada. Miro el parabolt con esperanza. Pero enseguida me doy cuenta de que este parabolt está mal puesto y que da vueltas loco. Lo muevo fácilmente girando y afuera-adentro. Intento sacar la tuerca para meter una chapa ya que un parabolt horizontal en roca madre, aunque se mueva, es casi imposible que se salga. Pero el parabolt gira solidario con la tuerca y al cabo de un rato de intentarlo desisto. Como no estoy dispuesto a abandonar decido instalar solo en el spit fraccionando muy corto la cuerda. Así lo hago y Manrique me sigue; pero Moisés considera demasiado arriesgado colgarse de un spit medio roscado + un spit en techo + una oreja de roca quebradiza y decide no bajar. Quedamos en realizar una inspección de, más o menos, una hora ida y vuelta. Con la cuerda que sobra del primer pozo conseguimos instalar una serie de resaltes en una grieta que es la única continuación posible. Visitamos una serie de salas y de rampas además de la cabecera de otro pozo que es la continuación hacia los niveles inferiores. La torca, hasta donde la hemos visitado, es interesante pero no demasiado bella. Quizás más abajo contenga otros atractivos.
           Salimos al helado ambiente y charlamos de los caracteres de cada uno de nosotros; comparamos la diferencia de visiones: donde existe una remota posibilidad de accidente uno ve algo inaceptable mientras otro ve algo asumible.  Quizás sean solo cuestiones de 5, 7 y 6 pero determinan el color con el que vemos la realidad (por cierto ¡la realidad! ¿y eso qué es?). Bajamos al bar de Germán a tomar unas cervezas y a Manrique le gusta tanto el ambiente que decide venir al día siguiente a comer cocido. Le pregunta a Germán por los horarios y todo tipo de detalles. Mantiene una animada charla con él. Manrique se enrolla sobre el tema del cocido. No se si al final vendrá a comer cocido. Pero nosotros volvemos a Solares.