12/5/07

Nómadas (12/5/2007) Gándara


I

Manu afirmaba que antes del “gusano” debíamos pasar por una estrecha fractura descendente.  Le dije que me preocupaba su afirmación. Después de estar tres veces en la Red del Gándara él no controlaba la ruta principal y si a mi me pasaba algo ¿como iba a salir él solo? Me dedique a  pintar de intrascendente todo lo que decíamos. Entrando en el “gusano” aún tardo en reconocer la secuencia de lugares correcta. Más allá de la Sala del Ángel me dijo que no había problema si tenía que salir. De cualquier forma la huella formaba un sendero evidente. Invente un estribillo, basado en los hechos, llamado ¡que golpe! y no paramos hasta llegar a donde deseábamos.
Las galerías que encontramos hacia el oeste se mostraron enormes. De hecho formaban dos galerías paralelas en vez de una. Las recorrimos con mucha atención. La primera, muy caótica, nos llevo a un desfondamiento del que no pudimos encontrar las fijaciones de descenso. La huella por esta galería era escasa. Con seguridad podíamos afirmar que menos de cuatro exploradores habían pasado por allí. Desde el comienzo del desfonde eran accesibles varias pequeñas galerías poco holladas también. Sin embargo no había corriente de aire, ni débil, en esas galerías. La otra, paralela, de comienzo también caótico, se notaba más transitada. Se transformaba al cabo de un corto recorrido en un perfecto cañón de altas paredes. Éste finalizaba abruptamente en un tremendo desfonde del que surgía el rumor de un torrente Destrepé hasta un rellano y sondee con piedras al menos 30 metros. No encontré por ningún lado spits o huellas en anclajes naturales. El cañón me traía una fuerte corriente de viento.  El problema no era ya que no estuvieran las cuerdas sino, más bien, que no hubiera fijaciones. Esta zona la habían explorado, pero ¿cómo bajaron por aquí? Desconcertados volvimos atrás.
Caminamos en todas direcciones como nómadas sedientos mirando los rincones con la esperanza de encontrar la llave que nos permitiese bajar el desfonde o continuar por otro lugar. Al cabo de un rato abandonamos esta zona

II
Una visita a la segunda cascada nos permitió encontrar en su base varias galerías que no continuaban y otra que no seguí por si acaso no podía volver a subir un resalte resbaladizo. De cualquier forma esa galería no me pareció demasiado prometedora. En esta zona crecía en abundancia moonmilch formándose amontonamientos de esta especie de algodón mineral deshilachado en paredes y suelo. Manu visito mientras tanto unos hermosos gours blancos. Más tarde localizamos, un poco por suerte rocambolesca, una galería hacia el oeste en la que recorrí  centenares de metros en pocos minutos. Se trataba de una hermosa y cómoda galería bastante prometedora. Deje su continuación para otro día. Se nos estaba haciendo un poco tarde y estábamos lejos de la entrada. En total hicimos un trabajo de nueve horas apenas interrumpidas por un corto descanso de quince minutos para comer algo. Habíamos entrado a las 10 de la mañana y salimos a las 7 de la tarde. El día estaba tan primaveral que mareaba. Demasiada primavera puede ser peligrosa.

III

No permitáis que se os seque el espíritu. Bebed más agua. Pero buscad agua pura. El agua de los grifos, saneada, sin gérmenes, tampoco da vitalidad. Buscad vuestra fuente. Siempre existe una cerca de donde habitáis. Para el espíritu no hay distancia.