18/5/12

Historia Interminable



topografía de primeros de los 90


Entresaco de los diarios del 94/95:

11/1994         
“El Hoyo de la Reñada lo localicé gracias a los ingleses que viven en Matienzo. Un día fuimos Zalo, Joaquín y yo a Matienzo y los ingleses me dijeron que la entrada a Cueva Riaño está sólo a 50-100 metros de la carretera en la primera depresión del bosque. A pesar de su indicación el día que fui me metí (animado por un paisano) en un agujero que no era (el que buscaba) y sólo gracias a un chico de Riaño y a la energía + de ese día pude dar con el maldito agujero que está en la torca, mirando desde el camino a la izquierda a unos 10 metros. Difícil-difícil

11/1994
            “Voy con José Palacios y avanzamos rápido. Hay más zona acuática que la indicada en la topo. Llegamos a la zona de conexión con La Hoyuca. Hay una escalada en la que dejo instalado un ascensor para las sacas. Luego se llega a grandes galerías con aguas hacia el este-sureste (Hoyuca!!)”

20/4/1995
            “Voy con Guillermo (uno nuevo de Laredo) a C.Riaño. Entramos para hacer la travesía a la Hoyuca. Avanzamos hasta las grandes salas y a partir de ahí por un laminador y una gran galería que conduce al ‘segundo río’ (casi seguro) en la dirección adecuada. Llegamos a un derrumbe junto a un afluente que lleva a un laminador sumamente bajo. Decidimos volvernos y visitamos el río principal de Cueva Riaño aguas abajo hasta las cascadas. Es francamente precioso. Deberíamos entrar para hacer fotos o un reportaje”

29/6/1995
            “José Palacios y yo a la travesía en un día cubierto pero cálido. La travesía va bien. El laminador en el ‘segundo río’ lo pasamos escarbando las gravas con una pala, lo difícil es solo un metro, luego todo va bien, menos un corto tramo en que el techo baja de nuevo, pero se puede eludir por un agujeruco. En total tardamos cinco horas y media (de cuatro de la tarde a nueve y media de la noche)”

19/5/2012
            He vuelto a entrar multitud de veces tanto al Hoyo de la Reñada, como a la Hoyuca por su entrada clásica o por Giant Panda. Pero después de la primera solo repetí la travesía -en sentido inverso- una vez más: el 29/9/1996. En esa ocasión íbamos Cesar, Isidoro y yo. Resulto bastante duro porque hicimos la entrada por la Hoyuca, visitamos el Astradome y a la vuelta, para evitar volver a recorrer el Sendero de los Gorilas, decidimos salir por el “segundo río” y Cueva Riaño. Tuve varios despistes y todos acabamos cansados, especialmente Isidoro.
            La topografía de la que disponíamos en el 95 era totalmente parcial. La sacamos de la pg 369 de la primera edición del Atlas de Grandes Cavidades Españolas. Representaba una parte ínfima de lo que podemos ver en las últimas actualizaciones de la página web Matienzo Caves (http://www.geography.lancs.ac.uk/Matienzo/page1.htm) Sin embargo, a pesar de que no podíamos ni en sueños imaginar la complejidad de la zona, fuimos capaces de encontrar nuestro camino. Con la ayuda de una brújula corriente y de un par de sencillas ideas: buscar el camino más obvio hacia el sudeste y si hay soplo mejor. Con eso y las pocas indicaciones de Peter Smith realizamos la conexión. Me resulta increíble en la distancia del tiempo transcurrido…
            El viernes estuve en el local del club buscando acompañantes para salir el sábado. La tarde del viernes el tiempo estaba funesto y las previsiones para el fds eran más funestas todavía. Tenía previsto entrar a Vallina remota, pero Miguel -mi único compañero por el momento- no podía hacer una entrada prolongada. En el club descubrí que la mayoría de los miembros activos pretendían realizar alguna de las carreras del Soplao. Evidentemente iban a tener que echarle un pulso a los aguaceros que se avecinaban. Solo Manu y Adrián pensaron que hacer espeleo era la mejor opción. Para variar decidieron entrar en la Cueva del Rescaño.
Así pues íbamos a hacer una incursión Miguel y yo solos. Decidimos retomar la visita a la zona de conexión entre el Hoyo de la Reñada y La Hoyuca. Realmente la última actualización de la topo indica una profusión de nuevas galerías con interrogantes en muchas de ellas. La zona topografiada es muy compleja con hasta cuatro pisos superpuestos. Pero los ingleses lo están haciendo muy bien. Usan colores para distinguir el nivel: azul para la zona base activa, y para los niveles sucesivos -en orden ascendente- verde, amarillo y marrón.
            El tiempo nos respeto por la mañana y pudimos prepararnos con tranquilidad. La entrada de esta cueva es una de las más cañeras que conozco. Realmente el primero que entro por ésta mierda de agujero le tuvo que echar mucho coraje para decidirse. Luego el agujero continua por una zona muy incómoda pero más amplia. Finalmente se desemboca en una zona humana, el río principal de la cavidad.
Aguas arriba pronto se llega a una zona en la que las areniscas basales están excavadas por cárcavas con puentes sobre pequeños lagos de aguas verdes y transparentes. En este tramo el curso del río sigue una trayectoria con cambios a 90º. En un momento dado se circula en dirección este y poco después en dirección oeste. Sea como sea se llega a un punto en que, para ir hacia La Hoyuca, se toma, en dirección sudeste, una larga galería fósil con techo bajo. Esta galería va muy próxima a otra paralela por la que circula un afluente. Finalmente se entrelazan desembocando en una zona de amplias galerías arenosas.
Para continuar hacia La Hoyuca hay que ascender al siguiente nivel. El punto de más fácil acceso es un resalte de cinco metros de escalada difícil y expuesta. Como única instalación los ingleses han dejado una cuerda de cáñamo sin anudar arriba. Solo se me ocurre que esa cuerda sirva para instalar una auténtica cuerda de espeleo que luego puedes llevarte dejando la de cáñamo. Es una idea que he visto realizada en otra ocasión al menos. Pero nosotros no llevábamos cuerda y nos dirigimos a otro punto en que la topografía indica un acceso al nivel superior. Después de un breve e incómodo recorrido por CatPrints Passage localizamos un chimenea ascendente de unos diez metros con una cuerda instalada. La cabecera tenia un roce importante y una salida incómoda.  A partir de aquí se nos abrían varias opciones.
Como no teníamos mucho tiempo decidimos torcer a la derecha para visitar, en el nivel que estábamos, una zona de amplias galerías con unas grandes salas al final. Si nos sobraba tiempo iríamos a ver el acceso a Second River. Pronto nos dimos cuenta que la zona era mucho más interesante de lo que cabía esperar. Primero encontramos abundantes estalactitas y estalagmitas en series muy rectilíneas. Una zona de coladas ascendentes nos llevo a un aparente final de galería. Volviendo atrás tomamos la principal continuación, hacia el norte. Esta amplia avenida desemboco en una en una sala caótica con inmensos bloques y peligrosos desfondes.


foto: Miguel F. Liria

Justo al entrar en la sala hicimos un pequeño alto para comer. Miguel se quito el casco y lo poso sobre una piedra. Un instante después el casco con su luz encendida empezó a rodar y desapareció por un desfonde. Oímos varios golpes contra las paredes y finalmente lo perdimos del todo. Mi primera impresión fue que bajar a buscar el casco por donde había caído era imposible por lo estrecho. Pero mirando con más cuidado encontré una zona en que el destrepe era fácil. Con un poco de cuidado conseguí llegar hasta el casco. Reposaba sobre una zona arenosa. No se había dañado y ni siquiera se había apagado. Es una prueba más de que el foco Stenligth es de una construcción realmente robusta. Cualquier otra pieza se hubiera descuajeringado.
Por una corta escalada accedimos a unas galerías, sobre la sala, con abundantes formaciones. Corales, coladas, algunas excéntricas, pero lo más llamativo fueron las combinaciones de blanco inmaculado con rojo y naranja de algunas coladas, banderas y estalactitas. En algunos casos las estalactitas eran del todo color zanahoria. Y eso junto con la forma abotijada de muchas de ellas hacía que el parecido con las zanahorias fuese asombroso. Un campo de zanahorias colgando del techo.
El tiempo se nos paso volando contemplando todo esto. Miguel tenía que volver muy temprano y hubo que pensar en empezar a salir. Pero ambos lo tuvimos claro: más que preparar una posible travesía hacia La Hoyuca esta zona se convierte en objetivo por si misma. Entre otras cosas porque con tanto conducto y pozo sin mirar podríamos encontrarnos con interesantes sorpresas. Creo que los ingleses tienen tantas grandes cavidades entre manos que siempre será bienvenida alguna sugerencia en una de ellas. Lo que queda claro para mi es que el nivel activo del Sistema de los Cuatro Valles, que hasta el momento es el que mayor extensión conocida tiene, debe tener niveles fósiles encima con un desarrollo muy importante y con gran cantidad de formaciones. Esto significa un potencial exploratorio de primer orden.
A la salida nos recibió un aguacero sin perdón. So pena de quedar empapado mientras me cambiaba de ropa decidí meterme al coche con el mono interior. Así conduje hasta Adelma y así volví hasta casa. Tomar algo en un bar con la facha que llevaba ni se me ocurrió. Además Miguel tenía que preparar una buena cena en su casa. Pero sin duda volveremos al Hoyo de la Reñada


foto: Miguel F. Liria

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