12/1/13

Avanzadilla


Una importante tarea queda por delante en cuanto al trabajo de campo. Pero, sin duda, el trabajo de enseñar las prácticas de protección (balizar caminos y establecer señalizaciones), y la labor de formar a los espeleólogos veteranos y principiantes en esa práctica, es la verdadera llave y la auténtica dificultad de extender esos aspectos de la Conservación de Cavidades.
Hace bien poco, a primeros de diciembre, estuvimos balizando y señalizando la Sala del Fisc en la Red del Gándara. Para comenzar el año 2013 elegimos una actividad muy significativa: balizar senderos en la zona de formaciones blancas del Delator, asimismo en la Red del Gándara. Me pase por el club e invité a todos a colaborar. Solo podía Manu. Además se vino un amigo escalador -Goyo- que, desde hace un tiempo, mostraba cierto interés en una experiencia espeleológica.
Nos fuimos en la furgoneta de Manu, principalmente por el aspecto poco acogedor que estaba mostrando el cielo hacia Soba. Cruzamos por Alisas con nubes ocultando el Porracolina pero permitiendo ver los colores centelleantes de sus laderas. No llovía de momento. Algo antes del mediodía, hora española, entrábamos a la cueva. Goyo solo había visitado una cueva en su vida: El Soplao en plan salvaje. Su experiencia era totalmente limitada ya que en El Soplao no vio gran cosa. Así pues las grandes galerías del Gándara le produjeron una fuerte impresión. Suavemente nos fuimos deslizando hacia el interior del Sistema.
Aparcamos las sacas sobre un gran bloque plano, más allá de la zona penosa del Delator, y puse el material de trabajo en orden. Durante un par de horas fui colocando las varillas de fibra con alguna ayuda inicial de Manu y Goyo. Pero para esa tarea no eran muy necesarios así que les sugerí que fueran a ver el Pozo de las Hadas. A medio trabajo liquidé la batería del Uneo y cambie a la taladradora Hilti. Cuando llevaba tres cuartas partes del posicionamiento de estacas mis compañeros volvieron. Antes de comenzar el tendido de hilos tomamos un refrigerio.
El tendido del hilo fue muy rápido. Únicamente tuve que volver a cogerle el truco a la colocación de las caperuzas. De cualquier forma es bastante más divertido que colocar las estacas. Para esta etapa de la tarea es muy conveniente tener un colaborador.
Como a las tres acabamos el curro y recogimos. Era temprano y decidimos visitar, ya de vuelta, varias galerías laterales. La primera fue la galería que acaba en El Jacuzzi. Hermosa a más no poder. Luego, en una encrucijada cercana al Fisc, tomamos una desviación hacia la Sala del Mago. Pero la progresión necesitaba aparatos para ascender una cuerda. Alternativamente podía bajarse hacia otra galería que requería la instalación de una cuerda (no in situ). Finalmente nos encaramamos por una penosa chimenea hasta una cornisa que cortocircuitaba la cuerda citada. Pero había varios pasos por una estrecha cornisa. Me parecieron demasiado expuestos para hacerlos sin una cuerda de seguridad.
Después de todo esto salimos al frío exterior en poco tiempo. A las cinco estábamos en la furgoneta. Cuando menos nos lo esperábamos aparecieron Erik y dos amigos suyos –cubanos, por supuesto- en la furgoneta de Erik. Casualmente uno de ellos conocía a Goyo. Quedamos en el bar Coventosa. Cayeron unas cervezas y una agradable charla. Goyo mostro su interés en volver a experimentar el Mundo Subterráneo. Yo traté de transmitir el espíritu de proteger y conservar las cavidades. Sin duda seguiremos balizando.