8/6/13

Camino Rápido

Fotos: J Carlos y Antonio
Texto: Antonio



           Después de mucho tiempo Adrián lo consiguió. Me había entusiasmado, por fin, para una visita al Sistema de Udías. De hecho una de los sectores más atractivas para mí: la Luna Llena. Un nuevo acceso directo a la Galería Sur que te catapulta de “forma fácil, cómoda y rápida” hacia las puntas de exploración. Y además ¡¡con bonitas formaciones en paredes, techo y suelo!! El nuevo acceso permite mediante una corta aproximación por zona mina entrar en zona cueva. El argumento de Adrián caló hondo en nuestros tiernos cerebros y poco después recolectaba como fruta madura un destacamento constituido por: Manu, Marta, Cura, Alicia, J.Carlos, Nacho, un canadiense, yo mismo y, por supuesto, Adrián. Digamos que bastantes.
La lluvia no cesaba de caer de forma pertinaz a lo largo de una sucesión interminable de días. Aun así, mientras nos vestíamos con los monos, ceso brevemente. El Cura había pinchado una rueda en su viaje desde Oviedo. Eso significaba un retraso importante, así que dejamos como guía a Manu y Marta y partimos hacia el mundo subterráneo. Nosotros mismos habíamos ido retrasándonos sin cesar: a las diez en Mompía, a las diez y media en La Gándara, a las once en la Gándara… se percibía cierta tendencia a la desgana, a irnos a tomar rabas con blancos. Pero al final, había perdido la cuenta de la hora, llegamos a la entrada del Mundo Subterráneo.
Los accesos a la Mina Sel del Haya han mejorado notablemente. Ahora no hay que botar una canoa para llegara a la cancela. Y también han adecentado la verja de entrada. Sin embargo el control que esperaban conseguir poniendo un candado se ha visto enmendado por la realidad de los hechos: ya no hay candado.
            Unas cuantas cuestas abajo por la mina y un breve desvío nos ponen en el comienzo de un alto meandro que se desfonda intermitentemente. Lo peor, sin embargo, no es el tener que transitar varios largos pasamanos, sino la aparición de un barro que tapiza todo, desde suelos a techos. Un barro pegajoso y consistente que se adueña de todo lo que toca. Las botas pesan cinco kilos más de barro, la saca está embadurnada así como los guantes y el mono. Abandono la idea de sacar la cámara para hacer fotografías en este lugar. Un incomodo desviador multiplica su dificultad debido al resbaladizo barro que tapiza los muros del meandro. Cada paso hay que afinarlo y controlarlo. Hay que poner diez veces más fuerzas para estabilizar la posición en las oposiciones y trepadas. Al final, como todo, esto se acaba, pero ahora estas en un estado lamentable. Rebozado de pringoso barro que te hace asquearte de ti mismo. Y, para colmo, entrando en una zona de delicados y raros espeleotemas.



          Si bien había dudado entre dedicarme a hacer fotos o balizar, ahora no me cabía la menor duda de lo que tenía que hacer ese día allí: intentar preservar lo mejor posible la belleza de la galería diseñando y montando la balización adecuada. A la salida de la zona de laminadores, en una encrucijada, montamos el campamento, extendimos los materiales y nos organizamos. Las estacas las pondríamos Ali y yo mientras Juan Carlos iba haciendo fotos. La dificultad consistía en tener que balizar en zona de laminadores, algunos bastante bajos, y con el suelo muy irregular.
      El proceso de taladrar llevo un buen rato. Las posturas de trabajo eran muy forzadas. Pusimos estacas cortas mayoritariamente debido a que la altura de tránsito era muy escasa. Cuando estábamos acabando en dirección hacia la salida nos encontramos con Adrián, Manu y el Cura que venían del meandro. Para poner hilo hicimos dos equipos: uno formado por Ali y yo y otro por el Cura y Adrián. Acabamos pronto gracias a esto. Sin embargo Ali y yo nos turnamos poniendo caperuzas para descansar un poco.
            Una vez acabada la balización nos reunimos para comer en la encrucijada. Cuando acabamos eran las cuatro de la tarde. Me despedí del grupo e inicié en solitario la salida. Tenía que salir temprano. Según me contaron después, la exploración fue un éxito. Se topografió más de cuatrocientos metros de galerías inexploradas. Pasadas las diez salieron de la cueva-mina. Sin dudad este camino rápido va a relanzar la exploración de Luna Llena a pesar de su barro . 



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