23/10/15

Nuevas Ilusiones




Tarde en volver. La última vez fue en el 9 de mayo del 2015. Pero ¿por qué volví con ilusión allí de nuevo? Es muy sencillo de comprender. En primer lugar Patrick me había dado una información sumamente importante. La primera vez que me fije en La Bloquera esbozamos dos posibilidades:
1)    lo que había debajo se encaminaba, conducido por encima del estrato de arenisca, hacia el Sistema del Lobo al que venía a alcanzar en el Eurotúnel según nuestras simples estimaciones.
2)    lo que había debajo atravesaba, o estaba ya en superficie por debajo, del estrato de arenisca y aterrizaba tras varios centenares de metros verticales en la Red del Gándara.
Nuestra visita al Eurotúnel en junio de 2014 estuvo enmarcada en el marco de la elucidación de hipótesis relativas al camino que tomaría La Bloquera. Mi idea inicial es que la hipótesis más probable era 1). Y la visita al Eurotúnel nos enfrió bastante. El sitio era feo y difícil. Sin embargo Patrick me aseguró que La Bloquera ya estaba por debajo del estrato. Eso cambiaba del todo las perspectivas.
En segundo lugar, pero no menos importante, la posibilidad de uso de un potente taladro de gasolina habría mucho las posibilidades trabajo. Y era además el bautismo de fuego para ese cacharro con el que deseábamos trabajar en nuestras exploraciones del Gándara.
En esta ocasión me acompaño Sergio. Su tarea principal iba a consistir en asesorar y realizar un apuntalamiento adecuado para que no volviese a ocurrirnos lo de La Bloquera 1. Aunque esta Bloquera 2 tiene más roca sólida que la otra no podemos olvidarnos de la fracturación generalizada de la roca por efectos de las heladas. Y puede resultar muy amenazador el tener encima un castillo de naipes formado por bloques tamaño mesa camilla.
Dado el buen estado de la pista pudimos subir hasta la última curva antes del collado con el Clío. Desde allí, en menos de diez minutos, subimos todas las herramientas y trastos necesarios hasta la Bloquera 2.  Lo primero que hicimos fue ir sacando toda la tierra y los bloques que se movían del borde. Tras un par de horas llego el momento de taladrar para sacar un par de bloques grandes. Pero el taladro no arrancó pese a todo el empeño que puso Sergio, quien llego a desmontar varias veces la bujía y los tubos de alimentación. Desanimados comimos un poco y decidimos seguir sacando tierra y piedras del otro borde. La tarea se reveló finalmente como muy adecuada.  El grado de seguridad que tiene ahora el agujero es más alto y el trabajo será mucho más cómodo. Bajo nuestros pies parece abrirse una especie de meandro bastante más sólido que lo anterior.
El día nos había sonreído sutilmente. Quizás la próxima vez podamos llegar a ver cavidad auténtica.




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